Durante el 2020 los festivales recibieron un mayor número de películas que el 2019.
Uno diría que el aumento de inscripciones es algo bueno y demuestra visibilidad para el festival, pero pero pero...
Este aumento es difícil de gestionar, sobre todo cuando no hay recursos y equipos de programación formados por colaboradores. La mayoría de estos casos suelen ser en festivales que han abierto convocatoria en varias plataformas (algo que no me parece bueno si no hay una estructura que se sostenga).
Hay varias medidas que se pueden tomar para controlar este flujo de inscripciones, pero sobre todo es bueno conocer las posibilidades de un festival y hasta donde puede llegar.
La especialización de los festivales es una medida fundamental, ya que ayuda a la segmentación del público y a crear una comunidad de seguidores fieles (LGTBIQ+, Derechos Humanos, cine fantástico y de terror, dirigido por mujeres, documental, infantil, solo largos, etc). Además de centrarse en un tema o segmento determinado, también se trata de apostar por una línea de programación concreta.
Nosotros debemos siempre leer esto en las bases para no ser rebotados y no perder tiempo frente a la pc.
La mayoría de los festivales que tienen problemas por la masificación de envíos son de carácter generalista. Sundance, por ejemplo, recibe más de 12.000 películas al año, pero no supone un problema, su estructura esta capacitada para ello.
Una de las maneras más directas de controlar las inscripciones es estableciendo límites de participación por la duración de las películas, por ejemplo, hay festivales que solo admiten cortometrajes hasta 15 minutos o hasta 30 minutos. El problema de esta opción es que puedes dejar fuera películas con mucha calidad. Por eso es importante tener este dato en cuenta al momento de editar, un minuto puede hacer la diferencia.
Hay algunos festivales que tienen poco tiempo abierta la inscripción. Por ejemplo el Festival de Mar del Plata, que abre el periodo de inscripciones solo 2 meses. También se puede tomar la medida contraria, tener la convocatoria abierta 6 meses y cerrar con meses de antelación a la celebración del festival. Esto permite tener tiempo suficiente para ver todas las películas presentadas. Por eso es bueno saber de antemano a donde queremos presentar nuestra película, saber aproximadamente la apertura de festivales es parte de la organización y éxito.
Algunos festivales han creado formularios propios, donde se puede añadir un enlace y una contraseña para el visionado. No todos pueden tener una plataforma paga para mantener su corto activo. Por eso es bueno incluir en los gastos de distribución Vimeo Plus.
También es posible solicitar documentación que solo cumplan un número reducido de películas. En el caso de cortometrajes hay festivales que están pidiendo la calificación y confirmación de nacionalidad, en nuestro caso expedida por el INCAA, que no todos los productores ni directores tienen antes de distribuir sus películas.
A pesar de todas estas medidas, la más lógica sería contratar a más programadores y que todas las películas presentadas puedan ser visionadas sin problemas. La realidad es que los festivales no cuentan con recursos suficientes para asimilar los gastos que conllevan el aumento exponencial de inscripciones. Por eso crean suben las tasas de inscripción.
En relación a la anterior, subir las tasas de inscripción es la medida más efectiva para controlar el aumento de inscripciones. Sobre todo porque vincula el número de películas inscritas a un aumento de los ingresos. Con esta opción el aumento de inscripciones dejaría de ser problema, para convertirse en una fuente de financiación. Tener más recursos puede ayudar a pagar a los programadores y contratar nuevos.
Los festivales tienen que trabajar para que todas las inscripciones que reciben puedan ser visionadas y valoradas en las mejores condiciones posibles.
El aumento de la producción de películas, que cada año haya más movimiento y ganas de crear debería ser una buena noticia. Los festivales deben analizar su situación y establecer medidas para saber controlar este flujo constante de producciones y ofrecer una programación que sea coherente con su línea editorial.
¿Conocen otra medida que toman los festivales? Espero sus comentarios.
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